PROCESO METODOLÓGICO
Antes
de comenzar la evaluación del programa Sembrando Vida en San Bartolo Tutotepec,
lleve a cabo un proceso de planeación y acercamiento institucional que me
permitirá entrar al campo de manera respetuosa, ética y con pleno
reconocimiento de las autoridades involucradas. El primer paso fue establecer
contacto con la Coordinadora regional del programa en San Bartolo Tutotepec. La
ingeniero Jazmín Cuvas Alejandro, le presentaré una carta de exposición de
motivos donde explico el propósito académico y participativo de mi evaluación,
los objetivos que me propuse alcanzar y el enfoque metodológico que seguiría,
que en este caso es el modelo CIPP. Aclararé que mi intención es conocer de
cerca los impactos del programa desde una perspectiva constructiva, sin emitir
juicios, y con el fin de mejorar lo que ya se está haciendo.
A
partir de ahí solicitaré una carta de autorización que me permitiera tener
acceso a los diferentes actores del programa: facilitadores técnicos,
beneficiarios, registros documentales y sobre todo, las parcelas donde se han
implementado las prácticas agroforestales. También estableceré el compromiso de
mantener comunicación abierta y constante con los responsables regionales, para
que todo el proceso se diera de forma transparente y coordinada.
Ya
con ese respaldo, emprenderé la siguiente etapa, que para mí es la más
significativa: entrar a la comunidad asignada, obviamente no bastaba con tener
un permiso oficial; era indispensable buscar la legitimidad comunitaria. Me
acercaré primero a las autoridades tradicionales: los comisariados ejidales,
los delegados y representantes locales, quienes son figuras de gran respeto y
confianza dentro de las comunidades. Les pediré una reunión, no para imponer
nada, sino para presentarme con humildad, explicarles quién soy, qué me motiva
a hacer esta evaluación, y cómo planeo llevarla a cabo.
En
esa reunión me presenté con sinceridad. Les hablaré no solo como evaluadora,
sino como alguien que también proviene de una comunidad rural, alguien que
entiende la importancia de la tierra, del trabajo colectivo, de los saberes
ancestrales. Les explicaré que mi intención es escuchar, observar y aprender, y
que todo lo que me compartieran sería tratado con mucho respeto, sin forzar a
nadie a participar y cuidando siempre la privacidad de la información. Les diré
también que esta evaluación no es para criticar lo que hacen, sino para
visibilizar sus esfuerzos, valorar lo que se ha logrado y proponer, juntos,
formas de fortalecer el programa.
En
ese mismo espacio pediré su consentimiento colectivo. Es importante para mí no
solo obtener un "sí", sino sentir que confíen en mí y que entiendan
el porqué de esta evaluación. También aprovecharé para aclarar que respetaría
sus tiempos, sus costumbres, y que si en algún momento sentían que debía hacer
ajustes, estaría dispuesta a escuchar y cambiar lo necesario.
Después
de esa reunión, y con su aprobación, me coordinaré con los facilitadores
técnicos del programa, quienes son un apoyo clave. Ellos me ayudaran a
identificar a los productores con quienes podría conversar, a organizar los
recorridos por las parcelas, y a planificar los tiempos de visita considerando
las labores agrícolas, asambleas comunitarias y otros compromisos locales. Será
un trabajo muy cuidadoso, porque quiero que mi presencia no interrumpa, sino
que se integrara con respeto a la dinámica de la comunidad.
Calendario estimado de entrada al campo
Etapa |
Actividad |
Responsable |
Tiempo estimado |
Planeación institucional |
Contacto y acuerdo con la cordinadora regional del programa Ing.
Jazmín Cuvas Alejandro. |
Evaluadora |
1 semana |
Gestión comunitaria |
Reuniones con
autoridades y beneficiarios |
Evaluadora y
facilitadores |
1 semana |
Organización logística |
Definir rutas, días de visita, personas a entrevistar |
Evaluadora con apoyo local |
3 días |
Trabajo de campo |
Aplicación de
entrevistas, encuestas y observación de parcelas y viveros |
Evaluadora con
facilitadores |
1 semana |
A lo
largo de este proceso aprenderé mucho más de lo que esperaba. No solo sobre el
programa en sí, sino sobre las formas de organización, el compromiso de las
familias con su tierra, las preocupaciones que tienen, y la manera en que
resisten y transforman sus realidades desde lo colectivo. Por eso, además de
cumplir con mi labor como evaluadora, me sentiré profundamente agradecida por
la apertura, y la confianza.
Este
procedimiento para ingresar al campo no es solo una formalidad; es un proceso
humano, cargado de escucha, acuerdos y compromisos. Creo firmemente que cuando
se trabaja en contextos indígenas y rurales, no basta con tener claridad técnica.
Es indispensable acercarse desde el corazón, con humildad, y construir el
camino junto con quienes viven cada día el impacto del programa. Esa es la
única manera en la que una evaluación puede ser verdaderamente útil, respetuosa
y transformadora.
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